Vengo de una generación de acero, que abrió con dolor trabajo y dedicación campo y pista a una generación de cristal frágil con una mentalidad de que todo lo merece y lo tiene ganado.

Vengo de una generación de acero, donde el hombre era el proveedor de su casa y de su hogar donde la mujer estaba en casa esperando con anhelo y amor la llegada del JEFE de casa, la mujer después de un día arduo de sus quehaceres en casa y en la crianza y educación de sus hijos.

Vengo de una generación de acero, donde la familia estaba cargada de VALORES Y PRINCIPIOS y donde los fundamentos eran HONOR, RESPETO, FIDELIDAD, HONRA por sus padres donde sin saberlo los mandatos bíblicos eran aplicados cuando decían que Él, PADRE DABA INSTRUCCIONES Y LA MADRE DABA DIRECCIÓN.

Vengo de una generación de acero, donde la hombría era al máximo donde detalles tan simples y sencillos marcaban el lugar, posición y respeto por el hombre. Esa generación donde el hombre se sentaba a la cabeza de la mesa como símbolo de su autoridad y se comía cuando él diera la bendición sobre los alimentos. Y no una generación de cristal donde el hombre está anulado, es uno más en la mesa y los hijos toman sus alimentos en cualquier lugar de la casa sala, habitación o frente a un gran televisor de buenas pulgadas en una mano el control o celular y en la otra mano un cubierto.

Vengo de una generación de acero, donde cuando papá y mamá nos hablaban nosotros decíamos SI SEÑOR, Y cuando nos dirigíamos a ellos era PAPÁ O MAMÁ, para darle campo a una generación que habla a sus padres con irrespeto y grosería diciéndoles. QUE QUIEREN?, CUCHO O CUCHA, MAMONES.

Vengo de una generación de acero, donde la mujer tenía claro que el hombre era el jefe de casa a pesar de sus errores, caídas, debilidades y porque no decirlo de sus faltas de oportunidades, para darle campo a una generación de mujeres donde han tomado el control de casa a través del MATRIARCADO, FEMINISMO O UNA REVOLUCIÓN FEMINISTA porque en muchas ocasiones tienen un nivel de aporte mayor que el hombre.

Vengo de una generación de acero, donde la PULCRITUD EL ORDEN Y EL ASEO eran fundamentales para el buen desarrollo y armonía en el hogar y en el compartir de los padres con los hijos, para dar campo a una generación despreocupada por su aspecto, presentación, por su orden en casa y con su cuerpo.

Vengo de una generación de acero, donde la máxima autoridad en casa era el hombre y él hablaba y sus palabras estaban cargadas de sabiduría y experiencia que a pesar de que somos una generación escasa de oportunidades para profesionalizarnos somos educados y con principios, para darle campo a, una nueva generación donde el hombre es un cuadro en casa y no se tiene en cuenta su decisión, porque el mismo la ha entregado con la famosa frase LO QUE DIGA SU MAMÁ.

Mi voz se levanta en medio de un gran desierto en medio de un gran sequedal que clama por un oasis de esperanza para que los principios de familia sean restaurados y LA HOMBRÍA SEA RESTAURADA A SU MÁXIMO NIVEL necesitamos de hombres con grandes propuestas para traer una gran EVOLUCIÓN.

NO necesitamos de MANIFESTACIONES violentas porque traen REVOLUCIÓN. Y TODA REVOLUCIÓN TRAE DOLOR.

¿SERÁ MACHISMO O REALIDAD LO QUE LES DIGO? JUZGUE USTED MISMO.